Malang y el volcán Bromo
27.07.2012 - 29.07.2012
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Vuelta al mundo
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Como ya os adelanté en el anterior post, después de subir al volcán Ijen, y habiendo dormido sólo un par de horas, me subí en un coche con destino a Malang. No tenía ni idea sobre mi nuevo destino, pero mis compañeros de viaje me aseguraron que era una ciudad tranquila con edificios coloniales desde donde salían tours para visitar el volcán Bromo (o eso decía la Lonely Planet).
Supongo que el autor de la guía y yo tenemos un concepto distinto de tranquilidad, pues para mí Malang es una ciudad bulliciosa, como todas en Java, donde salir a dar un paseo implica arriesgar la vida unas cuantas veces como consecuencia de la falta de aceras y de semáforos. En cuanto a los edificios coloniales holandeses, debían estar escondidos porque me fue imposible localizarlos, aunque también es verdad que no me empeñé mucho. Así que, lo que más me gustó de la ciudad fue un templo chino, en el que un señor muy amable me explicó los distintos altares y las celebraciones que llenaban el calendario del templo, que también hacía las veces de centro cultural.
También pasé una tarde muy entretenida en el parque de la ciudad, que al atardecer se llenó de mini-puestos de comida ambulante y otras atracciones (como este casero pesca-el-pato hecho con una piscina de plástico) dirigidas a los fieles que salían en tropel de la mezquita a esa hora. No en vano, estábamos en pleno ramadán y la caída de la tarde era momento de celebración.
Después de mi intenso día explorando la ciudad, esa noche me uní a un tour para visitar el famoso volcán Bromo, uno de los más activos del mundo. A las 2 de la mañana pusimos rumbo a la montaña y cual fue mi sorpresa al descubrir que deshacíamos el camino por el que yo había llegado día y medio atrás. En total, 2 horas y media hasta que tomamos un desvío hacia la zona volcánica. Yo no entendía nada porque había una zona mucho más cerca de la ciudad para ver el volcán, pero como no pregunté al contratar el tour, tampoco podía quejarme. En fin, tras pasar la noche en la carretera, llegamos al punto desde donde íbamos a ver el amanecer. Hacía mucho frío, pero aguantamos estoicamente mientras el sol iba saliendo poco a poco por detrás de las montañas.
Mientras tanto, en el lado opuesto se iban perfilando las siluetas de varios volcanes. Cuando, por fin, el sol iluminó el paisaje aquéllo parecía una postal sacada de la luna. Todo el valle en ese lado estaba cubierto de ceniza y tenía un triste color gris. Me dispuse a echar un vistazo al cráter del Bromo, para lo cual tuve que ascender entre las nubes de polvo que levantaban los turistas que optaron por subir a caballo. Una vez en el borde del cráter, había un intenso olor a azufre y se podía divisar el burbujeante fondo del volcán. Un poco decepcionada y sin nada más que hacer en la zona, pusimos rumbo de vuelta a Malang, desde donde yo cogía un tren esa misma tarde.
En definitiva, ir hasta Malang no ha sido de mis mejores ideas, aunque de esta manera he podido ver una ciudad donde el turismo no forma parte de la vida diaria de sus habitantes. Aquí nadie intentó cobrarme de más en ningún momento, a pesar de no entendernos del todo, y, como siempre en este país, todo el mundo con el que interactúe me recibió con una sonrisa.
Posted by gacela 23:50 Archived in Indonesia Comments (0)